Ya escribí en mis primeras páginas de este blog acerca de Sri Aurobindo y no será la última vez. Hoy voy a continuar con una aproximación a su poesía espiritual.
Para aproximarse al Corazón profundo de Sri Aurobindo hay que saber que fue hindú, que bebió de las fuentes espirituales de los Vedas, de los Upanishads, y de la Gita y del espíritu profundo de la cultura hindú.
La reencarnación entendida como adquisición de Perlas de sabiduría, la meditación como experiencia del ser forman un Todo junto con el cosmos, en el que no se limita la experiencia sólo al planeta tierra, sino que la suma con la multiplicidad de otros mundos, de otras realidades cósmicas y que al vivir la experiencia en la tierra, ofrecen unos frutos, palabras de Largo alcance , profundidad y amplitud.
Su poesía lleva un enjambre de perlas, diamantes, que en su momento fueron carbón negro. En Sri Aurobindo, muchas de ellas, joyas, otras tantas de otras materias -qué sé yo!-
Pero sí es cierto, que se inscribe dentro del campo experiencial, del vivir la vida con Consciència, de la meditación, de la sabiduría Indeprofundis de cada uno en su propia Vida, encarnación.
Pero sí es cierto, que se inscribe dentro del campo experiencial, del vivir la vida con Consciència, de la meditación, de la sabiduría Indeprofundis de cada uno en su propia Vida, encarnación.
Cuando leo su poesía me siento con todos mis sentidos. Algunas perlas son ya alimentos en el acto, otras se van cociendo, otras se quedan en algún rincón de mi corazón, a la espera de que mi propia vida, me revele el significado de mis actos cotidianos y se reflejen en esas joyas, en esa poesía de Aurobindo, y otras muchas, serán comprendidas en alguna otra Vida, en otra encarnación en otro momento existencial en este planeta o en otro.
Sri Aurobindo es para mí, como un ave que vuela hacia el cosmos, flecha que me señala la continuidad, la amplitud, la profundidad del Cosmos, como Viaje hacia Un@ mism@, hacia la luz, hacia el Orígen Divino.
Sri Aurobindo es para mí, como un ave que vuela hacia el cosmos, flecha que me señala la continuidad, la amplitud, la profundidad del Cosmos, como Viaje hacia Un@ mism@, hacia la luz, hacia el Orígen Divino.
Todas mis células vibran invadidas por una ola de esplendor,
un rapto poderoso embarga el alma y el cuerpo,
luz y más luz todavía como un océano irrumpe
sobre mí, en torno a mí.
Rígido, pétreo, firme como un cerro o una estatua,
vasto se nota mi cuerpo y sostiene el peso del mundo;
formidable el inmenso descenso de la Divinidad penetra
en los miembros mortales.
Mudo, masivo, fluye sobre mí el Infinito
que hace descender la gloria de un poder eterno;
la mente y el corazón se tornan uno con la inmensidad cósmica;
los murmullos de la tierra enmudecen.
De súbito, de súbito cruzando los áureos espacios
brota el conocimiento, un torrente de raudos destellos;
las ideas que salieron de los flamígeros lares del Inefable,
fulguran en mi espíritu.
Lento es el ritmo del latir-del-corazón como el del mazo de un gigante;
desde el umbral de Dios voces mensajeras conducen hasta mí
palabras que no viven fuera de las cumbres de Natura,
carrozas del éxtasis.
El mundo todo se torna una sola unidad;
almas sempiternas, fuerzas infinitas, uniéndose,
participan en la danza-de-Dios que teja una Natura inconsútil,
el ritmo del Eterno.
Mente y corazón y cuerpo, un arpa del ser,
pregonan este himno, descubriendo las notas eternas:
luz y poder y ventura y sabiduría inmortal
abrazados por siempre.
***
ASCENSO
1.- EL SILENCIO
En el Silencio, en el Silencio,
elévate, oh Espíritu inmortal.
Lejos de la Rueda que gira, rompiendo el Círculo mágico,
asciende, sólo y libre de la muerte:
deja de inquietarte por los rumores y los clamores de las tinieblas,
pasa de la esfera de lo gris y de lo fútil,
abandonando el llanto y la lucha,
en el Silencio para siempre.
Vasto e inmóvil, sin forma y maravilloso,
más alto que el cielo, más amplio que el universo,
en la gloria pura del ser,
en la radiante quietud de la auto-visión,
en comunión con una inmensidad silenciosa y recóndita,
haz tu conocimiento demasiado alto para el pensamiento, tu gozo
[demasiado profundo para la emoción;
reposando en la Luz inmutable, mudo ante la inefable visión del ser-en sí,
Espíritu, trasciéndete a ti mismo; Alma, libérate de las garras de
Natura].
Expulsa de ti todo lo que has visto, oh Testigo.
Vuélvete hacia el Único y el Absoluto, vuélvete hacia el Eterno:
sé solo eternidad, paz y silencio,
oh Unidad sin-nombre que trasciendes el mundo,
Espíritu inmortal.
***
UNIDAD OCEANICA
El silencio me envuelve, amplitud inefable;
blancos pájaros sobre el océano se zambullen y vagan
un mar insonoro en un sordo cielo,
azur sobre azur, mudamente contempla.
Identificado con el silencio y la vastedad
mi espíritu se extiende abrazando el universo
hasta que todo lo aparente se torna lo Real,
uno en una poderosa y única inmensidad.
Alguien medita allí sin nombre e incorpóreo,
consciente y solitario, inmortal e infinito,
y, solo, en un inmóvil éxtasis eterno,
une todas las cosas a su corazón para siempre.
***
TRANSFORMACION
Mi aliento fluye en sutil y rítmica corriente;
y llena mis miembros con una fuerza divina:
he bebido el Infinito cual un vino de gigante.
El Tiempo es mi drama o el escenario de mis sueño.
Ahora mis células iluminadas son un ardiente esquema de gozo
y las ramas estremecidas de mis nervios se han convertido
en finos canales de éxtasis opalinos y traslúcidos
para el influjo del Ignoto y el Supremo.
Yo ya no soy un vasallo de la carne,
esclavo de Natura y de su tarda ley;
ya no estoy atrapado en la tupida red de los sentidos.
Mi alma sin horizontes se extiende en inmensurable visión,
mi cuerpo es el feliz instrumento viviente de Dios,
mi espíritu un vasto sol de luz inmortal.
***
EL SER UNIVERSAL INTERIOR
Contengo el mundo entero en el abrazo de mi alma:
en mí arden Arturo y Belfegor.
Cualquiera que sea la forma viviente a la que mire
veo mi propio cuerpo con otra faz.
Todos los ojos que me miran mis ojos solamente son;
sólo es mi corazón el que late en todos los pechos.
La felicidad del mundo cual vino fluye en mí,
sus incontables pesares son mis propias agonías.
Pero todos sus actos sólo son olas que pasan
en mi superfície; por dentro eternamente inmóvil,
nonato permanezco, intemporal, intangible:
todas las cosas no son más que reflejos en mi apacible espejo;
Mi vasta trascendencia sostiene el devenir cósmico;
oculto en él estoy como la perla en el mar.
***
ELECTRON
El electrón con el que formas y mundos se erigen,
emergió en el ser, partícula de Dios.
Una chispa de la eterna Energía surgida,
es del Infinito la ciega y diminuta morada.
En ese pequeño carro flamígero Shiva cabalga.
El Uno ideó innumerablemente ser;
en formas imperceptibles esconde Su unidad,
minúsculos templos-del-Tiempo para la eternidad.
Átomos y moléculas en su invisible plan
sostienen un edificio de extrañas unidades,
cristal y planta, insecto, bestia y hombre,-
hombre en quien la Unidad-del-Mundo se asentará,
expandiendo su alma-chispa hasta una epifanía
de la vastedad atemporal del Infinito.
***
EL PLAN OCULTO
Por larga que sea la Noche, no voy a imaginar
que el ego pequeño y el disfraz de la persona
es todo lo que en nuestro esquema-de-la-vida va Dios a revelar,
el fruto final de la obra cósmica de Natura.
Una Presencia más grande en su seno actúa;
largo tiempo prepara su epifanía lejana:
incluso en la piedra y en la bestia acecha la divinidad,
Persona luminosa de la eternidad.
Ella emergerá de los confines trazados por la Mente
y convertirá en testigo el corazón presciente;
ella desvelará, incluso en esta inerte y ciega Natura,
largo tiempo velado en cada parte inconsciente,
culminando el espléndido y oculto plan,
el espíritu en el hombre vasto-como-el-mundo e inmortal.
(Del libro, Poemas de Sri Aurobindo. Edición bilingüe. Fundación Centro Sri Aurobindo.Barcelona, 2001).
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