domingo, 20 de marzo de 2016

Umberto Eco, pequeño homenaje



                                    Pequeñas palabras a Umberto Eco

"Te conocí en un paisaje de invierno. Ibamos los 2 a lomos de caballos, por aquel paraje nevado y solitario. Allí delante teníamos nuestro destino, eramos fieles a nuestro hado, sin saber qué signos o señales nos estaban esperando, de nuestra Rueda de la Fortuna.
Ah! La Fortuna!!,  la madre de les gracias o desgracias, más bien!  Porque ahora que sé lo que nos pasó…
                        
                                                      


Cuando estuvimos dentro, me quedé petrificada!

Todo era inmenso, negro y gris.
Me persigné, alabado sea Dios entre nosotros y el Diablo en el infierno.
Aquí íbamos a pasar unos días, "tranquilos", dijo mi maestro.
Pero os puedo asegurar, que de tranquilos no fueron nada, la calma había huído de nosotros. 
Primero fue un muerto, después dos, tres y… perdí la cuenta!.  Tocaban las trompetas, el juicio final había venido, el diablo está entre nosotros. El castigo de Dios por nuestra lujuría, por querer saber más de lo que necesitamos, por no tener Fe, por utilizar sólo la razón!
Por no querer acatar la bienaventuranzas de Dios!"


Estas pequeñas palabras son una pequeña descripción personal y muy libre del magnífico libro que me cayó en las manos, hace ya tiempo de un autor especialista en la Edad Media y en la semiótica.  Y mi pequeño homenaje a su novela.

                                          

Agradezco a Umberto Eco, que me hiciera pasar un tiempo maravilloso con su novela: “El nombre de la Rosa”.

Novela de detectives, ambientada en la edad media, dentro de un monasterio benedictino, con personajes históricos como Guillermo de Ockham, -el franciscano- de la novela, o personajes emblemáticos como Salvatore, la inquisición persiguiendo al diablo, donde menos estaba, los libros de Aristóteles o las maravillosas ilustraciones del Beato de Liebana y con monjes que querían saber más de lo que tenían que saber y por ello lo pagaron muy caro.



                                       




                        Laberinto de la Biblioteca
                      












El Beato de Liebana 

miércoles, 9 de marzo de 2016

El Bosco, la piedra, su ingenio y/o ¿visión?



En este año que se celebra el 500 centenario de su “existencia”, la del pintor Hieronymus el Bosco, agradezco las muchas entradas de blogs interesantes y otros medios de comunicación, que nos están poniendo al corriente de este artista y de las obras que nos dejó.
Así que esta entrada, es una opinión, “humilde”, porque creo que es condición indispensable para el oficio del aprender a “ser humano”, entre tantas humanidades diferentes como poblamos nuestro planeta tierra y si me apuran, el universo cósmico. Una opinión subjetiva más, acerca del Bosco y su obra.

La primera vez que contemplé este cuadro, fue en la antesala del consultorio del psicoterapeuta al que iba.
                                                                               

                                       La Extracción de la piedra de la locura




Lo primero que pensé fue: “este pintor estaba conectado”.
Y me refería claro está al embudo que tiene el médico en su cabeza.

El 2º pensamiento, fue: “qué ingenio que tiene este pintor, qué maravilla!!!, pensar, que la LOCURA es una piedra…y que se puede extraer de la cabeza, pudiendo pasar del sufrimiento a la salud!.   Cuánto daríamos porque el psicólogo, psiquiatra, la arterapeuta, -el especialista de la mente, del corazón (emociones), del cuerpo, nos sacarán, extrajeran, el sufrimiento, la angustia, los miedos, las inseguridades en nuestras relaciones personales o interpersonales, inseguridad, indecisión, miedo a perder el trabajo, miedo a crecer, miedo a engordar, miedo a vivir.
La tristeza, la depresión, el sin sabor de la vida…,fueran una piedra de fácil extracción.

¿Ingenio?, visionario?
A ese médico, el del cuadro, ¿se le iluminó la mente?, le vino la “idea”, la intuición, voz de su alma, de que esa operación, ese extraer la “piedra de la locura”, conllevaba un alivio deseado, en la existencia del ser humano en la tierra? Sobrevendría la salud, en una palabra, quizás el deseado Paraíso en la tierra.

Maravilla y agradecimiento, que lo pintase.

Quizás el Bosco, quería, deseaba, que el médico, el cirujano, el experto de “esa época” en males de la época: tristeza, avaricia, lujuria,hambre de poder, avarícia, violencia, insensibilidad, envidia, represión, miedos…etc), estuviera conectado con su "alma divina" para que pudiera confiarle, darle la idea, la intuición que “LA LOCURA es una piedra, QUE se puede extraer”.


No es la 1ªverdad que hago entradas para el Bosco, pero a partir de la 1ª entrada decidí, buscar en otros temas, pinturas, lecturas…, de dónde pudo haber sacado o imaginado los seres, o los objetos que pintó, si hubo un pasado pictórico o sencillamente, es un futuro, una visión, o, porqué no, ambas cosas a la vez, como actualmente está contemplando la física cuántica.

Y cuál ha sido mi sorpresa, que mientras estaba preparando un trabajo acerca del Arte románico en pintura, me encuentro con este cuadro. Cuadro que el autor del texto da pocas citas del pintor en cuestión, pues en el románico, no había mucha consciencia de “obra personal”, así que no se sabe quién pintó este fresco, encontrado en la Iglesia de “St. María Lyskirchen", en Colonia, 1250, Alemania.


                                                                       



El autor del libro: El Románico, de Rolf Toman (1) comenta que se encontró en una iglesia de Colonia, y que en esa zona, hay otras iglesias con representación parecida y suponen que debió ser el mismo pintor. Cuestiona que sea románico por los pliegues de la túnica, que más bien sería un inicio ya del Gótico.

Pero a mí, lo que me interesa de verdad, es el “objeto en cuestión”, el EMBUDO. (Fíjense en los personajes de alrededor del personaje central).
Me quedé perpleja, porque en lugar de pintar la típica orla alrededor de la cabeza, pinta un embudo en los personajes de alrededor del personaje central. Embudo, ese objeto que acoge la cabeza, que como receptáculo permite que del “cielo”, espacio de lo divino afluyan ideas “sagradas, divinas”, intuiciones, ideas, pensamientos luminosos a la mente humana para su progreso, para su salud, para su felicidad.


Además es interesante el comentario que hace el autor del libro ante el “enigmático pintor” que les relato a continuación:

“¿Dónde se originó este estilo? , ¿se trata de una excéntrica invención de un maestro, al que otros artistas de diferentes regiones han seguido? O verdaderamente hizo escuela?


Difíciles respuestas.

Desde mi sentido del humor y mis creencias, especulo: 
“el alma que fuere el Bosco, en el siglo XIV, ya ponía en práctica sus “excéntricos” cuadros, en el siglo XIII, como otra alma encarnada en ser humano de vocación y oficio, pintor... (jajajaja)

No deja de ser interesante la relación de la que hablo e interesante ambos cuadros.
Como verán, me gusta objetivar mi pensamiento subjetivo.

Sabemos que El Bosco no dejó nada escrito acerca de su obra. Y eso me parece genial, porque en el momento que el ser humano condicione o imponga las ideas acerca de su obra, tendremos que recetar la contemplación de este maravilloso cuadro:

                “La extracción de la piedra de la locura”.

                                            





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(1)Rolf Tolman. El Románico. Arquitectura, escultura.Pintura. Ed.h.f.Ullmann


                                                                        









DAR y RECIBIR

Dar y recibir, no tengo equilibrado el tema. Doy.. pero me cuesta recibir, ¿Doy? ¿Recibo? Abrir más el corazón, To...