viernes, 6 de septiembre de 2013

Enredarme en los...


Cómo me enredo en los hilos de la vida…

Planea como una amenaza ese sueño que tuve el otro día…
Sé que empiezo una larga peregrinación…

Largo tiempo he cerrado las puertas a lo indecible.
La confianza la he ignorado.
Ahora la vida me señala los postigos que he de abrir…
Me lo señala con su guadaña, pues vida-muerte son un mismo “son”.
He de morir a mis miedos y resistencias, para dejar paso a la nueva vida.
Pero soy consciente en mi camino de mi miedo,
mi estomago se agita, mi mente empieza a dispararse, y tengo que pisar a fondo mi voluntad para detener el remolino mental.
Respirar,
respirarme y dejar pasar la tormenta, la tramuntana.
Y pensar que esto va para largo, pues no se descorre así como así, 50 años de postigos cerrados.
Que es mi camino, la deconstrucción, camino de tortuga
y que requiere serenidad, fortaleza, dulzura, y paso firme y constante.
Con asientos para descansar en la vereda
y poder sentir, sentir con mi corazón los pasos a seguir.
Y quizás esos pasos serán, dos atrás, uno para adelante,
y  –així-, “de mica en mica, s’omple la pica”.
Para quitarme fuego de encima,
para llorarme.
Sé que me asusto con facilidad por cosas que luego me parecen nimias, pero soy así, pues así navego desde hace tiempo.
Por eso, pienso muchas veces, que sólo he venido a aprender eso.
 
 

No darle vueltas a la cabeza
y actuar más.
Adentrárme en la mecánica de la vida,
respirarme en ella.









 





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